En los soportales que hay enfrente la catedral de Mondoñedo tiene su relojería y su taller de relojes, el señor Nilo. Nilo Martínez es una de esas personas de la que estás encantada de conocer, que se hace imprescindible en un determinado espacio, Nilo ya es en mi cabeza parte de Mondoñedo, no entiendo este pueblo sin él. Me vio haciendo fotos y enseguida me invitó a su taller, me enseñó su tesoro más precioso, su profesión, su vida; hablamos de un montón de cosas, me llamó la atención que no tuviera ningún aprendiz que siguiera con el negocio, se lo pregunté, y él acertadamente me respondió que el problema es que los jóvenes con los que ha contactado solo piensan en cuanto van a ganar, ninguno se ha acercado a él con intención de aprender. Claro, esto hace que a él le de pavor pensar en poner a nadie en su despacho. También hablamos de como la crisis afecta a su negocio, a lo que él me contestaba que hasta lo agradece, pues no daba hecho con tanto encargo, y ahora pues está más tranquilo. Presumía de que la mayor parte de su clientela es de fuera del pueblo, incluso de Madrid, a mi no me extraña nada, una persona tan afable es a la fuerza, querida en todos los rincones del mundo, un abrazo Nilo y buena suerte.
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