Hola, hoy subí al monte de Marraxón y en uno de los caminos había una vista excepcional de la ría. Entre los árboles se podía ver una puesta de sol fantástica, las nubes brillaban como el oro y se podía disfrutar perfectamente pues no cegaba en absoluto. Lo más curioso fue descubrir que a mis espaldas otra instantanea me esperaba, el cielo estaba azul plomizo, las nubes pesaban encima y el campo adquiría el tono fantasmagórico del final del día. Espero que disfrutéis como yo lo he hecho, bicos.
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