Qué de cosas pueden suceder sin tener previsto que suceda nada importante. Llevo unos cuantos días a tope de cosas que tengo que hacer, no tenía previsto salir a hacer fotos pues realmente hoy no había tiempo para ello, además, no es que el día estuviera precisamente alegre. Fuimos a comer a casa de mi madre y de vuelta, pues mi niño tenía kárate, fue abriendo el día. Claro, yo iba con el tiempo justo, así que no me podía parar a nada, además de tener que hacer unas cosas poco después de dejarlo en kárate. Pero algo me decía: "a la aventura, a la aventura, Juani, no ves que nubes tan hermosas", así que después de dejar al peque, tiré monte arriba,... y llegué a no se donde.
A tan no se donde que el coche empezó a quejarse de que la carretera estaba demasiado inclinada,-en la vida me había avisado un coche de tal cosa-, pero no podía dar vuelta, así que ¡a seguir subiendo!. Llegué a un claro con unas antenas y con una vista que quitaba el hipo, el cielo estaba fantástico, el monte con algo de neblina pero maravilloso y a mi derecha surgió por arte de magia el principio de un Arco Iris que como vino se fue, pero me dió tiempo a hacerle unas fotos. Fue genial, no os lo vais a creer, pero a mi estas cosillas me dan muchísima alegría.