viernes, 29 de julio de 2011

La sabia virtud

TAO TE CHING
XXXII

 El Tao es eterno.
El Tao no tiene nombre.

Pequeño es en su perfecta simplicidad primera.
Pequeño como es, el mundo entero es incapaz de aprehenderlo.

Si solo príncipes y reyes pudieran aprehenderlo
tendrían el mundo en la palma de la mano.

La tierra y el cielo estando unidos
harían caer la lluvia como un suave rocío.

La paz y el orden reinarían espontáneamente
entre los hombres sin necesidad de estar
sometidos a un mando.

Cuando la perfecta simplicidad primera se diversificó, aparecieron los nombres.
Apareciendo los nombres, el Tao no se quedó en ellos.

El saber detenerse es estar sin peligros.

Compara el Tao con la existencia universal.
El Tao es como un riachuelo y un valle,
frente al gran río y al mar.

Lao Tse
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